domingo, 8 de septiembre de 2013

Dime de qué no te ríes...

El sentimentalismo es patrimonio universal de la humanidad, aunque haya quienes renieguen de él. Me dan pena esos que se fingen inmunes al sentimentalismo porque hasta al hipster más barbudo le vendría bien dejarse llevar y llorar con una balada de Umberto Tozzi o con un Lento de Dvořák. Esas cosas dejan el corazón esponjado y listo para nuevos embates y envites. Yo recomiendo entregarse al sentimentalismo por lo menos una o dos veces al mes. No hay por qué hacerlo en público.
El humorismo, sin embargo, es patrimonio aristocrático, un privilegio que no alcanza a todo el mundo. Los fundamentalistas carecen de él, y todos tenemos nuestro puntito fundamentalista, ya sea el vegetarianismo, el feminismo, el buenismo, el harrypotterismo, el nacionalismo que sea, la familia, el civismo... No hay quien se libre de poseer una parcelita sagrada sobre la que no admitimos bromas. A menudo esa parcela es una herida mal curada, y sobre esa herida abierta, el humor es arado y sal. Conozco bien lo que aún me hace daño porque es precisamente de aquello de lo que no me puedo reír. ¿No les pasa igual?
Pero me voy. Yo quería hablar de aquello sobre lo que sí puedo bromear. Soy la afortunada propietaria de una bula para gastar humorismo en un tema vetado a un elevado porcentaje de la población. ¿Cómo no voy a emplearlo? ¿Cómo iba a dejar pasar semejante privilegio? ¿Cómo iba a optar por el sentimentalismo, tan gastado, tan al alcance de cualquiera, teniendo la posibilidad de elegir el humorismo? ¿El tema? Oh, sí. Es... Miren, el tema es tan poco dado a bromas, tan carne de fundamentalismo, que los hay que se enfadan si lo llamas de una forma o de otra, pero es aquel del que les hablaba el otro día. Ya ven, soy tan pesada y tan egotista que he escrito este post solo para poner aquí mi foto Marlene Dietrich style, obra y gracia de Fernando Sancho, y para enlazar con el susodicho artículo.
Aquí lo tienen.

PD: El refrán del título acaba, como es obvio, con: "y te diré qué te pica". Y enlaza con otro que dice: "el que se pica, ajos come", que enlaza con otro que dice: "comer ajo y beber vino no es desatino", que...

5 comentarios:

Marta Gómez dijo...

Sobre el artículo (he dejado la impresión twiteada); y sobre la foto: ¡es preciosa! Supera (en realidad y en fotografía) a una sombra tuya que anda por una serie de la HBO. Aquí: http://www.hbo.com/boardwalk-empire/index.html#/boardwalk-empire/cast-and-crew/gillian/bio/gillian.html

Mara Oliver dijo...

Hay quien no ve las sillas que hay y quien ve dedos donde no los hay ;)
de lo que no queda duda es de lo guapísima que el la chica de la foto ;)

Sam Fisher dijo...

(Ojalá lo de Umberto sea un guiño.)

Es la primera vez que conozco a alguien que conoce la diferencia entre egoísmo y egotismo.

Otra vez me dejas temblando.

Encantado de leerte.

Begoña R. dijo...

Habiéndose quedado tu "aureola luminosa plus" en los juzgados y siendo tú "un ángel caído", "la viva encarnación del mal" y de las tinieblas... ¿cómo es que transmites tanta luz? ;)

Abrazos.

La Oro dijo...

Marta, gracias, me miras con buenos ojos. Y sobre lo que tuiteabas, de que te olía a libro en el horno, pues... no. Pero si a ti, editora con olfato, te huele así, quizá debiera ir precalentando el horno.
Mara, claro que sí. Un gusto verte a ti y a todos tus dedos tecleando por aquí de nuevo.
(Sam Fisher, no dudes que era un guiño. Soy tan joven que si tuviera que citar un italiano tendría que ser Eros Ramazzotti. ¡Qué digo Ramazzotti! ¡Tiziano Ferro! Umberto es todo tuyo.)
Begoña R., me parece que me has pillado. :)