miércoles, 24 de mayo de 2017

La Oro se va a la Feria (del Libro de Madrid)

Ay, ya perdonarán lo abandonado que tengo esto, pero es que entre la otitis, los ensayos del musical, los de la obra de teatro y las labores propias de mi ser, que incluyen, sí, claro, escribir, no me da la vida para más. Y bueno, que sí, que llevamos un mes soleado en el que apenas llueve, un mes con titulares en la prensa irlandesa tipo Más calor que en Ibiza (en serio), un mes que invita más al parque que a la biblioteca. Vamos, que si Dublín fuera siempre así, aquí iba a escribir la madre de Yeats.
Total que, entre unas cosas y otras, casi se me pasa contarles que, por gentileza de RBA, vuelvo fugazmente a España, a Madrid, a la Feria del Libro, qué alegría, al parque. Será el 3 y 4 de junio. Las caseta y los horarios pueden verlos ahí arriba.
Come visit me. Viens me voir. ¡VENGAAAAAAN!
Ya no sé en qué idioma decirlo.
Es que de verdad que tengo muchas ganas de verlos.
Por favor...

CAMBIO DE HORARIO: Me recuerda mi querida Ester, de Kirikú y la Bruja, que el SÁBADO 3 de junio no empiezo a firmar a las siete, no, sino a las seis, y que estaré hasta las ocho y media. Pero en realidad yo pienso estar hasta que me echen. 

jueves, 4 de mayo de 2017

Una estrella estrellada

Cuando se publicó Pistas apestosas, el primer libro de Misterios a domicilio, dije aquí que podría recomendarlo a ciegas a cualquier niño sabiendo que no solo no me odiaría sino que me pediría más. Alguien podría pensar que fue la euforia del momento, o que pequé de optimista. Pero no.
Fue un placer comprobarlo el Día del Libro. Perdí la cuenta de los niños que, después de haber leído Pistas apestosas, se acercaban a pedir ¡O-TRO! ¡O-TRO! Unos padres me contaron que el problema que tenía su hija ahora era que comparaba todos los libros con Misterios a domicilio y ninguno le gustaba. Casi muero de emoción.
Y la cosa, las cosas –la emoción y la colección–, no para:
Me acaban de decir que mis Misterios a domicilio se van a traducir al turco. Y además hoy aparece publicado el segundo título, Una estrella estrellada. En él encontrarán ¡más risas!, ¡más misterio!, ¡más vecinos! Y una dedicatoria que me hace especial ilusión. ¿Que a quién está dedicado? ¡Ja! Eso tendrán que cotillearlo.
Solo espero que el título no sea premonitorio y no me convierta yo también en una estrella estrellada porque me he ofrecido a tocar el piano en una superproducción escolar del musical Wicked y... Dos cosas les diré:
1. Es muy difícil ensayar una obra de piano sin piano.
2. Nadar y montar en bicicleta no sé, pero tocar el piano sí se olvida. Vaya si se olvida.
Préstenme un piano o deséenme suerte.

PD: Ya perdonarán que últimamente les dé la turra con mis libros. Volveré a poner fotos bonitas. Pero cómo no voy a enseñarles esto. En MI blog.