viernes, 20 de septiembre de 2013

A mí que no me lo expliquen

Me falta algo en el cerebro, algo, no sé qué, que me impide apreciar ciertas artes. A veces voy a las exposiciones y hago como cuando Sally se comió un sandwich con Harry. Pero sé, porque alguna rara vez no he tenido que fingir, que me pierdo algo.
Aun así, no me rindo y sigo yendo de exposición en exposición, porque me pasaba lo mismo con la poesía, que no sabía distinguir la buena de la mala, y de tanto leer mucha y muy buena, ahora las separo como separó Moisés las aguas del mar Rojo.
He ido a la feria de arte contemporáneo Summa y he visto cosas que me han gustado y cosas que no, y cosas que ni sé si me han gustado, y cosas que me han hecho preguntarme: "¿Pero qué hace esto aquí? ¿Cómo puede costar 3.000 euros? A mí que me lo expliquen". Pero mejor que no, porque cuando me lo explican, cuando oigo esas palabras que salen de la boca de artistas y galeristas como pompas de jabón, entonces albergo la sospecha de que cada pompa es un cero que se añade al precio de la obra.
Incluso ante lo que me gusta me sobran las explicaciones. Una de las cosas que me gustó en Summa fue la obra de Pedro G. Romero expuesta en Casa Sin Fin y publicada por Periférica en el precioso librito Los países. Pues bien, empecé a leer el prólogo y... miren cómo ascienden las pompas de jabón: "Cancelado el banal hieratismo del objeto que celebra su consagración (iconoclasta) vía fetichismo de la mercancía, cancelada la coartada intelectual que proporciona la explicación, nos queda el relato". Y la pompa no se quedaba ahí, que seguía ascendiendo y haciéndose más y más grande. Igual es que me falta también algo en el cerebro para apreciar las pompas de jabón. A cambio disfruto enormemente pinchándolas, y eso hice: pasé del prólogo, y me entregué a esas fotos y esos textos tan de verdad de Pedro G. Romero.
"-¿Para Lekeitio es por aquí?
-Lekeitio, Lekeitio, no es por aquí, esto es para Ibarra, tenéis que dar la vuelta..."
¿A que se entiende todo?

Acto de contrición: Antes, cuando enviaba textos o proyectos a alguna editorial, los acompañaba de una explicación muy salada y zalamera (antes de antes, trabajé en marketing). Ahora ya no. Ahora mando los textos solitos. Con un cordial saludo. Que se defiendan solos.

En la foto, de Fernando Sancho: un pintor, calladito, delante de su obra. Como debe ser.

5 comentarios:

Sam Fisher dijo...

La poesía es querer verte y que, alguna vez, leas en mis versos que quise verte.

Anónimo dijo...

Sabes Oro, creo que no debemos explicar la pintura, el cuadro. Creo que solo debemos explicar "el concepto" que, como decía el gallego en "airbag", "el conceto es lo importante"

Leer al controvertido Tápies, que escribe muy bien sobre arte, ayuda a entender su leguaje,
" su idioma" porque la pintura son como idiomas, y si no entendemos el idioma es raro que entendamos lo que nos dicen.
Claro, que a veces sucede lo contrario, porque si por algo me alegro de mi nulo inglés es que no entiendo las letras de Dylan, porque cuando leo sus letras me gustan menos que lo que me sugieren cuando escucho sus canciones.
Es como cuando conocemos personalemte a alguien que nos fascina; que, muchas veces, deja de fascinarnos.
Pues algo así. Seh!
Como vos decís...mejor no me lo expliquen.
Por cierto, volviendo a la fascinación, no fue el caso. Cuando la conocí, digo, que no fue el caso, la fascinación sigue.
Latente.

A.G.

Inde dijo...

Mira el enlace que me envió el otro día un amigo:
http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=2854

Cordiales saludos, jajaja...

Begoña R. dijo...

Querida Begoña,

Hoy me has recordado a Machado...

Gracias...

Un fuerte abrazo.

La Oro dijo...

Sam, oh.
A.G., seh, "el conceto". Me gusta lo que dices del idioma. Sobre lo último... uauh, ahora solo puedo estropearlo.
Inde, ahí ahí. Desde luego a mí me falta mucho oído para entender el idioma de los perfomanceros.
Begoña R., mira que me han dicho cosas bonitas en estos comentarios, pero eso de Machado... Justo Machado...