"¿Qué puede querer hacer un tigre con una cebra?"
Piénsenlo cinco segundos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Ya.
Bueno, lo he hecho mal. Les pongo en contexto. Lean primero este brevísimo texto, que no es mío, que es del gran Antonio Rubio:
Había una vez un tigre que se encontró con una cebra y quiso leer sus rayas. Pero como no sabía, le preguntó:Y ahora: ¿qué otra cosa podría querer hacer el tigre con la cebra?
—¿Cómo se leen tus rayas, Cebra?
Y la Cebra le dijo:
—De arriba abajo,
como cae la lluvia en mayo.
—¿Y las tuyas, Tigre? —le preguntó la cebra.
Y el tigre contestó:
—De izquierda a derecha,
como hace punto la vieja.
El tigre se quedó mirando a la cebra, como si quisiera… ¡Leerla!
Pero la cebra salió corriendo para… ¡No ser leída!
La pregunta la planteaba yo como autora de un texto didáctico. El objetivo de la pregunta, por si hace falta explicitarlo, era que los niños (de 7 años) volvieran sobre las dos últimas líneas y no se perdieran ese subtexto, eso que no está escrito, solo insinuado por los puntos suspensivos, pero que es la clave del chiste. Para que detectaran el mecanismo del humor empleado, vaya, que es el de la sustitución. En fin, yo, que al parecer soy más inocente que un cubo, les juro que solo había pensado en una posible respuesta: "comérsela".
Pero no. Ahora ya tengo claro que la pregunta: "¿qué otra cosa podría querer hacer el tigre con la cebra?" tiene tres posibles respuestas:
a) comérsela
b) practicar sexo (salvaje, claro)
c) ninguna de las anteriores.
Si ustedes pensaron en la b), ya están preparados para ser editores de libros de texto.
¿Que exagero?
Vean. Son comentarios hechos por una editora a la dichosa pregunta "¿Qué otra cosa podría querer hacer el tigre con la cebra?". (Lean primero el comentario de abajo, el morado, que es el de la editora.)
La verdad es que pensé que el comentario en cuestión era una broma, así que le hice el mismo caso que le hago a mi hijo cuando me dice que quiere tener televisión en su cuarto.
Pero en la siguiente revisión del documento (ya la quinta versión), me encontré este comentario a la pregunta de marras:
En la imagen, de Richard Avedon, editora con su mascota Mofi, llamando para decirme que hay algo en la unidad 6 que le huele mal, lo que, esta vez sí, me lleva a hacerme cierta pregunta, y como esto no es un libro de texto la formularé tal y como tiene que ser formulada:
¿qué coño hace una editora con una mofeta en la cama?
3 comentarios:
Solo pensé la A, qué mal se me pensar mal..
Te dejo un abrazo y un diálogo de la película de la vida de Toulouse Lautrec.
Hablando de un cuadro en una exposición:
Prudish woman: You should be arrested. To hang such a thing on your wall! Look at this woman. She is undressing, with a man looking on! Disgusting!
Lautrec: Forgive me, madame, the lady is not undressing, she is dressing. The gentleman happens to be her husband. They are celebrating their twenty-seventh wedding anniversary. They are going to have dinner with their oldest son. He is a taxidermist. I am appalled that you should thus malign these good people. It goes to prove what I have always maintained, that evil exists only in the eye of the beholder. I will thank you to stop looking at my pictures.
Supongo que si un padre se quejase del texto del tigre y la cebra, un buen profesor sabría cómo contestar.
Besotes!
Pues me consuela, me consuela mucho que tú también solo pensaras en la A. ¡Me ha encantado el diálogo! El detalle de que sea taxidermista es total. Gracias por compartirlo.
Yo también pensé la A, ni se me pasó por la cabeza la B hasta que pasé a la siguiente línea. Un abrazo.
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