lunes, 14 de noviembre de 2016

Libros en televisión

Estrenó la Milá Convénzeme, un programa de televisión sobre libros donde quienes tienen la palabra son los lectores porque, según dice la Milá, bastante se ha oído ya a editores, escritores y críticos.
He visto el programa, claro. Me interesa, sí. Me interesa el fomento de la lectura; un programa así en principio podría servir para eso. En este programa, la lectura no parece tan alejada de la vida y las historias de los libros se entrelazan con las de los lectores (la hermana lesbiana, la enferma en el hospital, la mudanza...). Aún no sé si es ese es su mayor defecto o su mayor virtud. Lo que tengo claro es que me interesa y que seguiré viéndolo. Por eso me deja de piedra lo que leo en este artículo sobre el programa:
"a juzgar por la breve pesquisa, al menos en lo que al sector editorial y del periodismo cultural respecta, nadie se ha dignado a verlo. "No soy muy de esa señora", han dicho algunos. Al menos una docena de los consultados –escritores, editores y periodistas- dijo ni haberse planteado tal cosa como ver el programa."
Dice el artículo: "Entre el esnobismo que Milá atribuye a los que se dedican profesionalmente a escribir, editar y analizar libros y la ñoñez, previsibilidad y pobreza de su propuesta queda entremedias, una vez más, la ocasión perdida." ¿Ocasión perdida? Ocasión perdida es salir a ver la superluna y que esté nublado, que es lo que me acaba de pasar.
Que sí, que desde luego que el programa podría ser mejor, pero el artículo me parece en sí mismo una prueba más de ese esnobismo que parece intentar negar porque ¿cómo puede ser uno escritor o editor y no interesarse por la opinión de los lectores?
Vale, sí, muchas de las opiniones están escasamente argumentadas. De acuerdo, la mayoría de los lectores que opinan en Convénzeme no tienen un gran bagaje de lecturas. Pero es que se trata precisamente de eso, y basta con oírlos esos minutos para que el espectador sepa si, estando ante la monja, la estafada por el libro de autoayuda, el de Guerra y paz o la propia Milá, les invitaría a tomar un café o se pondría los cascos; si se dejaría convencer o, por el contrario, daría por bueno el libro que ellos dan por malo y viceversa. No son críticos ni lo pretenden. Pero son lectores. Se supone que escribimos para ellos, editamos para ellos.
Qué quieren que les diga, como autora me parece un lujazo tener una ventana desde la que poder ver a los lectores así, sin apenas filtro, como sucede con los booktubers o con plataformas como goodreads. Ya veré yo luego si les hago caso o no.
A mayor abundamiento, me encantaba la ventana que abría sobre la literatura infantil Página 2 con su sección protagonizada por niños. Por ahí discurrían también títulos "sin ningún orden ni criterio", desde best-sellers hasta libros descatalogados, elegidos por los propios niños, que hablaban como les daba la gana sobre ellos. En esta última temporada, Página 2, que por lo demás me parece un programa ejemplar, dedica menos espacio a la literatura infantil y en él supuestos niños recomiendan novedades, solo que ahora da la impresión de estar completamente guionizado y por alguien no demasiado familiarizado con el lenguaje infantil, por cierto.
En fin, que me gusta que exista Convénzeme, que me gustaba el caos de aquellos niños en Página 2.
Bah, igual es solo que me gusta cotillear. O que me merezco que me lea cualquiera.

Edito y añado estas palabras de Lorca que acabo de releer en este fantástico artículo y que vienen tan a propósito:
“Y ¡lectores!, ¡muchos lectores! Yo sé que todos no tienen igual inteligencia, como no tienen la misma cara; que hay inteligencias magníficas y que hay inteligencias pobrísimas, como hay caras feas y caras bellas, pero cada uno sacará del libro lo que pueda, que siempre le será provechoso”.
Pues eso, ¡lectores!, ¡muchos lectores!, ¡en televisión, en el vecindario, en Andalucía y en Nueva York!

En la imagen, de Annie Leibovitz, escritora preguntándose: "¿Qué? ¿Ya ha terminado la cosa esa de Convénzeme?"


6 comentarios:

Pingüino Lector dijo...

Me alegro mucho que te guste Convénzeme. Es cierto que puede tener algunos aspectos a mejorar, y que a veces Milá peca un poco de prepotente; pero aún así creo que es un formato genial, donde se les da voz a los lectores.

Por cierto, saldré en el programa, si vas a una chica con gafas recomendando El rastre brillant del cargol soy yo!

José Juan dijo...

Muy a menudo los críticos monopolizan el medio, como si fueran los únicos que pudieran comentar obras ...no acaban de entender que se puede debatir desde planos diferentes, admitiendo y haciendo convivir todos los argumentos para que su propia crítica estuviese así más enriquecida

La Oro dijo...

¡Hala, Pingüino Lector! ¡Me hará mucha ilusión ponerte cara y gafas!
Exacto, José Juan. De eso se trata, de convivencia. Gracias por comentar.

Sky dijo...

¡Hola! Me ha gustado tu blog y ya tienes una nueva seguidora ;) Me quedo por aquí y espero que puedas pasarte por mi blog y quedarte.
Nos leemos. Kisses ^^

Unknown dijo...

¡Cómo me alegra descubrir hoy que la defunción de este blog no fue tal y que lo resucitaste aunque no fuera al tercer día! Y encima, por si faltaba poco, vas y les das uno de esos "zascas" que están de moda, (se dice así, ¿verdad?)a tanto arrogante pontificador de verdades únicas. Que Milá esté más pasada de rosca de lo imaginable, que el programa sea manifiestamente mejorable, no significa que aquí todo "quisqui" intelectualoide se crea en posesión exclusiva y/o excluyente de la cultura, y todavía peor, de la lectura. ¡Todo el mundo a leer y a opinar! A quien no le guste, que se aguante.
Seguiré mirando hacia la pestaña de mi blog que dirige al tuyo, ¡qué alegría!

La Oro dijo...

¡Y qué alegría verte otra vez por aquí, Juanjo!
Un fuerte abrazo.