Los Kouachi ya no están, pero me temo que quedan unos cuantos a los que decir que:
Tu religión no es la verdadera. Es solo la tuya.
Tu familia no es la única forma de relacionarse. Es solo la tuya.
Tus ideas políticas, las canciones que escuchas, tu forma de alimentarte, de vestir, de conducir, de afrontar el dolor, de ocupar las horas de tu vida... no son necesariamente las mejores. Son solo las tuyas.
Pero tú lo olvidaste (o puede que nunca te lo enseñaran o que te enseñaran justo lo contrario) y por eso, porque has hecho de lo tuyo algo sagrado, no soportas que alguien se ría de tu madre, de tu hijo, de tu líder político, espiritual, musical... de ti. Y no solo no lo soportas sino que estás dispuesto a matar a quien lo haga porque lo tuyo es sagrado, sí, más sagrado que la vida.
Pero si eres capaz de apuntar con un arma de fuego a quien se ríe de ti, antes de nada, deberías girar 180 grados ese cañón, porque toda persona que se precie de ser eso y no un animal, tendría que empezar riéndose de sí misma, apuntándose a sí misma.
En la imagen: peligroso terrorista amartillando el humor, esa arma cargada de futuro.
#JeSuisCharlie
Hace poco, en aquella charla en la Biblioteca Cubit, en el marco del Nanowrimo, comenté que mi límite personal a la hora de escribir era no hacer daño (al menos intencionadamente) a la gente que quería. Una escritora entre el público preguntó: "¿Y a los desconocidos? ¿No tienes miedo de que lo que escribes pueda molestar a alguien?". En ese momento se inició un apasionado debate. Siempre hay gente dispuesta a molestarse por algo y por su contrario; no hay más que darse una vuelta por tuiter o pasar dos minutos en la barra de un bar para comprobarlo, recuerdo haber dicho. No se puede escribir así, con ese miedo. No se puede vivir así.
2 comentarios:
Cada verso que lees puede ser daga o caricia.
Estuve el día de la charla en la Biblioteca. Fue muy interesante ver la opinión de los distintos escritores. Como "costaba" por así decirlo, escribir sobre temas tabú...
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