sábado, 10 de enero de 2015

A favor del poder de las novelas (Un ejemplo para monsieur Houellebecq)

Una nota rápida.
Acabo de leer que dijo el escritor Michel Houellebecq, ahora esfumado tras el atentado contra el Charlie Hebdo:
"No sé de ningún ejemplo de una novela que haya cambiado el curso de la historia. Son otras cosas las que cambian el curso de la historia: ensayos, el Manifiesto del Partido Comunista, pero nunca novelas". 
A bote pronto se me ocurre uno: La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stowe. Publicada cuando la esclavitud era aún legal en Estados Unidos, se convirtió en un best-seller. Dicen que fue el libro más vendido en Estados Unidos en el siglo XIX tras la Biblia. Es de suponer que, a raíz de la lectura de esta novela, lectores que veían a algunos de sus semejantes como simples arados o cacerolas, empezaran a verlos como personas que además de más melanina, también tenían sentimientos. Su autora era una buena mujer no especialmente contestataria, hija y esposa de ministros religiosos, un ser que medía 1,50 m., como mi abuela María. Cuenta la leyenda que el presidente Lincoln, cuando la conoció, en plena Guerra de Secesión, le dijo:
"De manera que es usted la pequeña mujer que escribió el libro que provocó esta gran guerra".
Me gusta pensar que no solo los ensayos sino también las novelas, incluso las novelas escritas por pequeñas mujeres, pueden provocar grandes cosas.

En la imagen: Harriet Beecher Stowe.

1 comentario:

C. (@el_croni) dijo...

Me has puesto los pelos de punta (de la emoción), Oro.