lunes, 20 de octubre de 2014

¿Puede un niño ser hipster?

Se masca la tragedia. Un exhipster, Víctor Lenore, ha publicado un libro antihipsters, Indies, hipsters y gafapastas. No sabe, o sí y es un suicida, que la gente con barba guarda todas las cuchillas que no ha utilizado durante meses o incluso años. De momento, he visto algún pequeño corte, pero ya llegará la sangre al río.
No serán los niños los que se revuelvan contra el señor Lenore y no porque no disfruten con una buena pelea. Oh, ya lo creo que disfrutan, y con un entusiasmo genuino. Pero es que los niños son taaaaan mainstream. Igual es porque no pueden dejarse barba, aún. Igual es porque la cultura es una construcción que lleva tiempo, y los resabios de la cultura, aún más. Igual es porque en el patio de recreo, cuantos más jueguen mejor y por eso es un rollo no tener la peonza o los abatons que tiene todo el mundo. Y la pasión por Violetta, el Real Madrid o Star Wars se lleva por encima de todo, sobre todo por encima de la espalda: en la mochila, aunque otros cuatro de clase la tengan igual.
Puede que algún hijo de hipster sea reconocible como hijo de tal porque sus padres lo luzcan con ese adorable gorrito pero, más allá del lucimiento postizo, en la esfera íntima, un niño es un niño y no puede tener barba. Y por eso en literatura infantil y juvenil nos libramos del hipsterismo.
Vale que no haya hijo de hipster que no tenga el libro, ¡no, mejor!, la aplicación para iPad del libro Yo mataré monstruos por ti, de Santi Balmes, el cantante de Love of Lesbian, y algunos álbumes más bien molones, de esos de Modernito Books, Blackie Books, Cocobooks o Some Other Alternative Books, pero yo os digo que he visto hijos de hipsters con libros de Susaeta, de Geronimo Stilton y con Barcos de Vapor.
Y la literatura juvenil, ¡ay! No hay literatura juvenil indie porque cualquiera con un poco del desdén consustancial al hipsterismo la desprecia olímpicamente para pasar a leer directamente a David Foster Wallace o a cualquier otro autor que se haya suicidado.
Frente al elitismo modernito de los hipsters, el elitismo que se da en la literatura infanil y juvenil es más bien un elitismo viejuno y vaguete, ese que lleva a bibliografías que recogen solo los clásicos del siglo pasado (literatura infantil alemana, norteamericana y nórdica, a poder ser) y algunos álbumes contemporáneos con ilustraciones muy guays. Libros largos, no, que esos, ay, esos da mucha pereza leerlos. Pero, en cualquier caso, es un elitismo presente, y no demasiado, en algunos mediadores. Yo nunca me lo he encontrado en niños y adolescentes, en definitiva, en los auténticos destinatarios de los libros. Y por eso, entre otras muchas cosas, porque tonterías las justas, me gusta escribir literatura infantil y juvenil.

PD: Ya me he puesto el casco, porque me sé merecedora de unas cuantas pedradas, y lanzadas por unos y otros. Mi primer libro juvenil, Pomelo y limón, lo ilustró Ricardo Cavolo. Y, por otro lado, practico cierto elitismo viejuno en mis colaboraciones del Heraldo Escolar, esas en las que me empeño en hablar de los clásicos de la LIJ. Pero es que nadie dijo que fuera fácil ser coherente. Lo fácil es escribir contra algo. Lo fácil es escribir cosas como este post. Hala, ahora a construir.

En la imagen: el gran Shel Silverstein, mi barbudo, que no hipster, favorito.

5 comentarios:

Diego Marcapaginas dijo...

Doy fe que Haberlos, haylos! XD

La Oro dijo...

¿Niños con barba? ¡Ay, cielos!
(Pero a ti te sienta bien.)

Sinclair J. Dédalus dijo...

A mí me da ganitas de llorar ver según qué imágenes.

Anónimo dijo...

Copio y pego lo que encontré en interné:
"PORQUE NO SOY (NI QUIERO SER) UN HIPSTER:

1) Porque me hago mayor. Y ser hipster, al parecer, es sólo para jóvenes.

2) Porque el cine raro e indie que ven (Wes Anderson, Jarmusch), yo ya lo seguía desde hace mucho tiempo y porque además, como buen cinéfago, también veo y disfruto de algunas pelis mainstream. ¿Me gustan las de Jason Statham, sí, qué pasa?

3) Porque cuando ellos descubren a Jack Kerouac, yo ya he terminado de leer las obras completas de Kafka o de Zweig.

4) Porque ser raro e indie sólo porque sí, aunque ahora es una subcultura, también acabará siendo una corriente mainstream (y si no, tiempo al tiempo).

5) Porque aunque visto casual, no lo hago aposta, ni de manera estudiada (como ellos); lo que pasa es que soy demasiado vago y generalmente pillo lo primero que encuentro en el armario.

6) Porque aunque me gusta Lana del Rey (algunas canciones), también puedo disfrutar de otros tipos de música (Desde Enya hasta Pearl Jam, pasando por Kiko Veneno).

7) Porque me preocupa la comida sana y no me creo la falsa pirámide alimenticia; pero no por ello me dejo la pasta en las tiendas de productos orgánicos.

8) Porque, pese a mi edad, sigo teniendo curiosidad por las nuevas corrientes culturales; aunque no me dejo deslumbrar demasiado por ellas. Y sé que todo (tiempo al tiempo) acaba repitiéndose, en un ciclo sin fin. (¡Qué novedad, los vaqueros rotos!... otra vez).

9) Porque aunque me interesan las nuevas tecnologías, no necesito tener un i-phone último modelo cuando mi viejo móvil aún funciona. (así que, me da que tampoco voy a ser un geek de esos).

10) Porque para mí, un cómic siempre será un cómic (o, en todo caso, un tebeo) y no una jodida novela gráfica. Y un hipster siempre será... pues eso... un gafapasta".

De un tal, Andreas Drang.


César dijo...

Hola, acabo de descubrir tu blog y lo de si un niño es hipster o no, eso es un concepto en sí mismo censurado para los niños. Y no digamos indie.
Yo no soy hipster, y en cuanto a lo de indie, no sé. Escribo y trato de publicar. Ahora acabo de publicar mi primer libro en solitario con Amazon: "Chef Junior y el libro de las recetas con cuento".

Es verdad que el mundo de la literatura infantil y juvenil está muy dominado por las editoriales y su tejemaneje y contubernio con los colegios para que les compren los libros que sacan al mercado. Pero como l@s que compran los libros son las mamás y los papás, ¿no habrá que buscar a padres hipster que compren libros indies para sus hijos hipster?