Qué pena más grande acordarme por lo que me he acordado de que no había colgado aquí el artículo que dediqué a Ana María Matute en el Heraldo Escolar. Fue el pasado noviembre y fue una colaboración muy especial porque especial era Ana María y porque la firmamos mi hijo y yo. Allá va, tal cual:
Ana María Matute es una de las escritoras españolas vivas más importantes. Puede que la más. Es miembro de la Academia de la Lengua Española, premio Cervantes… Pero también es, como dice ella, “una niña que ha tenido el mal gusto de crecer” y una admiradora de Peter Pan, la obra sobre un niño que no quiso crecer (¿que no lo conoces?, ¿que pensabas que Peter Pan era solo una película de Disney? Esto habrá que arreglarlo otro día).
La Matute también ha escrito libros para niños. Fue hace muchos años, tantos que... Está bien. Te contaré un secreto: yo leía sus libros de pequeña, y me encantaban. Ahora la editorial Destino los ha vuelto a publicar y yo pensé: “Los leeré con mi hijo”. Al principio tenía miedo: “¿Y si a mi hijo no le gustan?”. Compramos Sólo un pie descalzo y El saltamontes verde y hemos empezado por el del saltamontes, que es la historia de un niño que no tiene voz y va buscándola por todas partes junto a un saltamontes, ¿y sabes cuál ha sido el resultado? A mi hijo le ha encantado y yo ha disfrutado como una loca leyéndoselo en voz alta. Dice mi hijo, que tiene ocho años, que lo que más le han gustado son las palabras del saltamontes, y también que es un libro que al final te da pena pero es tan bonito que no importa. Eso dice él. A mí me ha hecho pensar que si la Matute quisiera publicar hoy este libro seguramente lo tendría difícil, porque es un libro donde aparecen niños malos, niños tristes y un final que dan un poco de pena. Parece que hemos olvidado que lo malo no es que haya tristeza en los libros infantiles; lo malo es que haya tristeza en el mundo. Lo malo malo es que no haya esperanza. Y en El saltamontes verde la hay. El saltamontes es esperanza; verde, verde esperanza. ¿Vas a perdértelo?
Lo bueno es que dejaras acabada una obra más.
Y lo malo es que te hayas ido, Ana María.
En la imagen: Ana María y yo. Disculpen que ponga una foto más de aquel día, pero ¿es o no es para presumir?
3 comentarios:
Podría parecer extraño explicar cómo me duele perder a alguien que nunca conocí, pero es que siempre pensé que escribía para mí. Puede que los conocidos le hablen a mis oídos, la Matute le hablaba a mi corazón y por eso hoy la lloro.
Por otra parte, siendo cierto eso de que todos estamos conectados... Gracias, Oro, porque me abrazaste y en tus brazos llevabas su luz :') y gracias por hablarle tú también a mi corazón, como Luis Landero ;)
Un abrazo inmenso
Menudo recuerdo tan bonito!
Gracias por compartir la foto y por esta preciosa entrada.
Saludos
Muchas gracias por tu comentario, Mara. Me encanta verte por aquí. Ojalá fuera cierto eso que dices. Un abrazo vespertino con -ojalá- luz matutina.
Gracias a ti, Carmenzity, por leer y comentar. Sí es bonito el recuerdo, sí...
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