Venta El Maestro no es solo mía y se me ocurrió ayer bajo la ducha. Allí, mientras el champú se me escurría hasta los ojos, perfilé ese blog como un sitio más bien arty. Cuando el blog acababa de nacer, llegó la noticia. Fue como esos diagnósticos que sorprenden a los padres de un recién nacido y lo ponen todo patas arriba, y ya nada o casi nada de lo que uno había imaginado sirve. Pero así es la vida, y la muerte. Tienen la maldita manía de colarse en todas partes.
Si tienen tiempo y ganas, pueden empezar la visita desde el principio, que fue, aunque parezca mentira, ayer. Si no tienen tiempo les recomiendo que se queden con esto.
No sé dónde acabará este blog, el de la Venta El Maestro, porque no sé dónde nos llevará la vida.
Gracias por acompañarme y hacer más leve, y hasta divertida, la incertidumbre.
2 comentarios:
Es precioso, doña Oro, y además es emocionante y además es solidario, tierno y comprometido. Y te lo digo hoy, que he descubierto la narrativa transmedia... he aquí un perfecto buen ejemplo de ello.
Muchas gracias, Marta. Me encanta que lo veas así. No sé bien lo que es. Solo sé que estamos disfrutando muchísimo haciéndolo, y que si a ti te emociona y te parece precioso, me basta.
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