martes, 30 de septiembre de 2014

Mi Pepe

Se emociona hablando de libros, con título y nombre de autor, y hay que quitarle la palabra porque si no, no la suelta. Se emociona igual o más hablando de alumnos, con nombre y apellido, y en todos, absolutamente todos, deposita alguna expectativa. Se emociona hablando de Su Biblioteca, que es la biblioteca del centro pero que es mejor desde que él la hizo suya, y ahora mismo proyecta ampliarla al exterior. "Un chill out, ¿os imagináis? Los alumnos leyendo en hamacas cuando haga buen tiempo". Despotrica, porque también despotrica, contra la tontería y el esnobismo tanto como contra la falta de rigor, pero sabe a quién hay que pedírselo, y, ya puestos, pide también entusiasmo. Disfruta de forma genuina leyendo literatura infantil y juvenil, y le sorprende que alguien no lo haga. Sabe lo que es bueno pero nunca le he visto enarcar una ceja. Soporta a sus amigos escritores y les alienta a crear su obra. Lee y escribe, no solo en su blog, y anima a leer y a escribir, y hay hasta quienes recibieron sus cartas y han acabado montado una librería infantil. Nadie en un radio de 2 kilómetros se librará de su influjo lector. Si alguien pasa a su lado y Pepe no saca de él un lector, ningún otro lo hará.

Escribo esto mientras de fondo mi hijo canturrea una canción que acaba de inventar contra una de sus profesoras. (No es Carmen. Carmen, te queremos.) Lo escribo y sé que, aun después de hacerlo, faltan palabras para hablar de los buenos profesores, profesores como nuestra Carmen, como mi Juan, como nuestro Diego, como Pepa, como Toni, como mi Pepe, y sobran para hablar, o cantar, de los no tan buenos.
Este del que yo les hablaba, el bueno, es Pepe, mi Pepe, pero seguro que ustedes tienen su Pepe, un Pepe digno de un tag de booktubers (#MiPepe). Igual incluso son ustedes un Pepe cualquiera. En ese caso, gracias. (Y no crean que Pepe me ha invitado a comer, que ha sido más bien al revés, y tengo testigos.)
 En la imagen, mi Pepe leyendo a sus alumnos.

PD: Me pide mi hijo que le lea lo que he escrito. Cuando acabo me dice: "Pero di algo más de Carmen y de Diego, que se lo merecen". ¿Lo ven? Faltan palabras para hablar de los buenos profesores.

4 comentarios:

Pepe Trivez dijo...

Begoña es sobre todo escritora. Una gran escritora. Ayer mismo reflexionaba en voz alta acerca de la naturaleza de sus personajes. Por primera vez en una novela había incluido personajes "reales" dentro de la ficción. Y se sentía algo inquieta pero feliz. El Pepe que retrata en su blog es real pero es ficción. Y yo, el Pepe de de veras, me siento emocionado e infinitamente agradecido de que Begoña me regale su amistad.

Escrito con una lágrima en la "comisura" (¿se puede usar aquí comisura?) de los párpados.

La Oro dijo...

Sí, la de los párpados es también comisura.
No, el Pepe que retrato no es ficción y estoy feliz de poder aportar la mejor prueba.

Unknown dijo...

Pero que bonito cuentas las cosas. Yo también tuve una Carmen que, a pesar del montonazo de años que han pasado (3ºEGB), la recuerdo con la misma ternura y cariño con la que ella nos enseñaba. Gracias por devolvérla a mi memoria. Besicos.

La Oro dijo...

Gracias a ti, Carmen, por leer, por comentar y por recordar. Besos.