domingo, 22 de marzo de 2015

Una chica fácil

Hay tantas cosas que nos separan. A las personas, así, en general. A ti y a mí en particular. A veces, océanos enteros. Muchas veces, palabras. Dichas o por decir.
Un título puede ser un grupo de palabras que nos separe, una valla, una muralla. Me lo recuerda Chus Juste, la mejor bibliotecaria del mundo, cada vez que publico un libro y me manda un mensaje diciendo que aún hay un título peor que el de mi penúltimo libro: el de mi último. Chus es amiga. En Aragón nos queremos así, a latigazos. A Christian Grey, de chico, lo mandaron un verano a unos campamentos en Boltaña para aprender español y de aquellos polvos, estos lodos. Pero me voy. 
Lo que les contaba: como sé que un título puede ser una señal de STOP, cuando las editoras mexicanas de SM se pusieron en contacto conmigo para decir que iban a sacar Croquetas y wasaps pero que iban a cambiarle el título, antes incluso de saber cuál sería ese nuevo título, yo dije: "amén". Bueno, por eso y porque soy una escritora fácil, I'm easy like Sunday morning, pero fácil de verdad, no como Lionel Richie cuando cantó Easy con Westlife y empezó dándoles las gracias por incluir el tema, su tema, en su álbum, el álbum de Westlife, pero ya luego se vio que todo era de boquilla porque Lionel se pegó toda la actuación dándoles paso condescendiente y alardeando ante esos pipiolos de que ahí quien tenía la cola más larga (y más negra, y más reluciente bajo los focos) sin duda era él, como puede verse claramente en este vídeo.
Pero me voy.
A lo que iba, que si para llegar a los lectores y lectoras de México tengo que renunciar a las croquetas del título, renuncio. Claro, en España, decir "croquetas" es decir abuela, y madre, y familia, y cosas ricas que lleva tiempo hacer, y que se hacen con restos de otras cosas, y que se congelan, y se pasan en tápers de una casa a otra, y se comparten, o se disputan entre hermanos y sobrinos, como sucede en mi casa. Me temo que allá en México no hay más croquetas que las que come el pitbull de Juan Carlos Quezadas o las que haya podido dar Verónica Murguía al ya famoso perro Sami. No sé cuál sería el equivalente gastronómico-emocional mexicano de unas croquetas. ¿Tacos? ¿Y los wasaps?
En cualquier caso, mis editoras mexicanas han apostado por otro título y si a ellas les parece bien, a mí también. Porque lo que un autor quiere es que le lean y cualquier ayuda es buena para acortar ese camino tortuoso, hiperpoblado, lleno de cantos de sirenas, loto, piratas... ese camino odisea que conduce del escritor al lector, de ti a mí, ese camino que intentan atajar los editores con su nunca bien ponderado esfuerzo. Ahora tú que vives en México y yo que no, podemos estar juntos, tan cerca y tan lejos, en un libro cuya cubierta no dice Croquetas y wasaps sino 104 formas de engañarse. Pero no se lleven a engaño, este no es un libro nuevo; son mis Croquetas y wasaps con nuevo título, el mismo perro con distinto collar, un collar que tiene pájaros y flores y corazones y dos eñes en la cubierta, y me encanta. 
Ni les cuento lo feliz que estoy. Ya les dije que para mí México es amor. Llevaba media vida soñando con ir allí. Mírenme en la cubierta. Si es que estoy en una nube.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Más allá de anunciar que publicas en México (¡enhorabuena!), me ha gustado el comentario que haces sobre lo que sugieren las "croquetas" aquí y allí. Creo que los lectores tendemos a llevarnos las manos a la cabeza cuando cambian un título (sobre todo al traducirlo), pero a veces ese cambio es necesario. Y si este título y esta cubierta sirven para acercarte a otros lectores, bienvenidos sean.

La Oro dijo...

Gracias, Rusta. Sí, hay que pensar que un cambio de título no debería ser arbitrario. Y yo prefiero una cubierta que no me fascine a otra preciosísima si la menos preciosa sirve para seducir a un lector más. (Creo que eso, más que "chica fácil" tiene otro nombre).
Lo siento, Alba. Soy lenta. ¡Pero al tiempo! Gracias.