lunes, 1 de septiembre de 2014

Mi último libro y mi último ex

 
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Promocionar una novela es como hablar con entusiasmo de un ex; adolece de la mismita extemporaneidad. Los escritores en la sala me comprenderán. ¿A que esto de la promoción editorial está mal organizado?
El problema está en los tiempos. Uno acaba de escribir la novela o lo que sea que haya escrito y se muere de ganas de contarlo al mundo, como al comienzo de un enamoramiento. Podría estar horas, días, semanas enteras hablando de su obra, de esa obra. Pero en ese momento, uno tiene que callar y esperar.
Supongo que pasará algo parecido con las películas, los discos... Con los libros lo normal es que, para cuando la obra, con suerte, se publique, después de meses e incluso años de espera a ser leída, aceptada, encajonada en un programa editorial siempre lleno y finalmente publicada, para entonces, digo, el escritor ya está a otra cosa, mariposa, y lo que le late es otro libro, el que tiene entre manos. Pero toca hablar de aquella obra que ya es como un ex, algo que formó parte de tu vida pero que ya no la ocupa como antes. Y lo normal con los ex, es encontrar cierto solaz en hablar de ellos, sí, pero en hablar mal. No siempre es fácil hablar bien de un ex. Los separados en la sala me comprenderán.
Pero yo tengo mucha suerte con mi vecino, que es mi último ex, y con mi último libro, ¡Buenas noches, Miami! De ninguno de los dos me cuesta hablar bien. Al contrario. Además, libro y ex tienen mucho que ver. Mi ex, que es fotógrafo, va a menudo a Miami y la fotografía de cubierta de ¡Buenas noches, Miami!, ese mágico skyline de la ciudad, la hizo y cedió generosamente él. Me hizo una ilusión tremenda que en RBA les pareciera apropiada y que hayamos acabado publicando algo juntos después de tantos proyectos virtuales conjuntos, que si la Venta El Maestro , que si whoooosh, que si Un cordial saludo. Pero no es solo la cubierta. El libro entero está dedicado a él: “¡A Fernando Sancho!”. Qué menos. Cuando gané el premio Eurostars con el libro, Picos Laguna publicó una columna preciosa en el Heraldo en la que decía entre otras cosas:
“Vivir de lo que uno quiere es complicado y muchos se quedan en el camino o ni siquiera lo intentan por falta de aliento, de apoyos; de quienes apuesten por su vocación y le acompañen en su personalidad”. 
Qué razón tiene Picos, qué necesario es ese acompañamiento. Si alguien me ha acompañado en esto, si alguien ha hecho que me creyera de verdad que puedo ser escritora, si alguien ha soportado e incluso alentado el engreimiento inherente a quien debe considerarse digno de ser leído, ese es mi vecino, mi último ex. Y ha sido muy generoso al hacerlo, porque él también sabe demasiado bien lo complicado que es vivir de lo que uno quiere, aun estando sobrado de talento. En fin, podría decir muchas cosas buenas de mi vecino. Pero no teman. No les daré más el tostón con mi último ex.
No puedo prometerles lo mismo sobre mi último libro.
Quedan 10 días para que llegue a las librerías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Si alguien me ha acompañado en esto, si alguien ha hecho que me creyera de verdad que puedo ser escritora, si alguien ha soportado e incluso alentado el engreimiento inherente a quien debe considerarse digno de ser leído..."

... Yo tampoco lo dudé nunca.... (No son celos, es puta envidia)

Mester de Juglaría.