miércoles, 21 de junio de 2017

Citas para el verano

Ay, verano, casi, ya.
¿Les cuento que estoy a 22 grados y que hoy tenemos alerta de calor porque aquí, en Dublín, alcanzaremos los 28 grados? Si me leen derretidos desde España, mis condolencias. Si me leen desde Dublín, ¡veámonos! Tenemos dos grandes oportunidades:
  • Este sábado 24 de junio se celebra el día E en el Instituto Cervantes y si se acercan al instituto, al de Dublín, además de comer tortilla de patata, podrán verme convertida en Gloria Fuertes de 12:15 a 13:00. Van a ser los tres cuartos de hora más gloriosos de mi vida.
  • El jueves 29 de junio a las 19:00 el Club de Teatro del Instituto Cervantes, en el que participo como, ejem, actriz, estrena obra. En esta no hago de poeta sino de académica parcial, vaya, de profesional de la limpieza, versátil que es una.
Y a los que me leen desde otras latitudes, les recuerdo que aún podemos pasar el verano juntos. ¿Cómo? ¡Con mis libros de vacaciones! En este momento miles de niños están abriendo, aún con ilusión, aún sin prisa por rellenarlos, los cuadernos de vacaciones de Rasi, del Capitán Cucurucho o de los Croqueto, agentes secretos. Sí, hago cuadernos de verano para alumnos de Primaria de todas las edades, torturo niños en vacaciones, mi sadismo no conoce límites.
Con esto de los cuadernos de vacaciones, me pasó una cosa bonita en la Feria del Libro de Madrid. Se acercó un niño que quería el cuaderno de vacaciones de Rasi y no estaba en la caseta donde yo firmaba. El niño se recorrió media Feria, que es mucho decir, para conseguirlo y volvió para que se lo firmara mientras sus padres decían: "Pero ¿lo has escrito tú?" y yo les aseguraba que sí porque "buena soy yo como para dejar sueltas a mis criaturas". También me pasó que conocí a una niña que había conocido al padre de Rasi, o sea, al simpar ilustrador Dani Montero, y me lo dijo y nos reímos mucho porque yo dije que qué bien, porque lo que es yo, era la madre de Rasi sin haber conocido al padre. Y luego estuvo aquella lectora que vino con sus padres desde el quinto pino solo para decirme lo mucho que habían disfrutado, madre e hija al alimón, leyendo los dos primeros títulos de Misterios a domicilio y me dieron una idea con orejas para el siguiente. Y aquella otra lectora tímida que quería decirme algo y no se atrevía hasta que Ester, la librera de Kirikú y la bruja, sacó el susurrador y pudimos hablar de tú a tú. Y...
Ay, cuántas cosas bonitas me pasaron en la Feria del Libro de Madrid... Si es que me pasa como a  Gloria (Fuertes), que decía:
Quisiera conocer casas,
meterme en los hogares,
penetrar en los pisos
donde tengan un libro mío,
besaros las manos
y hablar con todos los que me habéis leído.
Las ferias, los días E y estas cosas me libran del allanamiento de morada.


En la imagen, gentilmente enviada por B., otra de las cosas bonitas de la Feria: cuando Rasi, que, por cierto, ¡ahora se ha vuelto investigadora!, vino a visitarme a la caseta con la profesora y los niños y niñas del Colegio de la Concepción.

martes, 13 de junio de 2017

Foto de la soledad

Nos vemos por las calles. Por los bares, las bibliotecas, las tiendas, los parques.
Desde pequeños oímos esa expresión "de puertas adentro", que encierra todos los misterios del mundo.
No sabemos lo que pasa "de puertas adentro", en la intimidad de las casas de los demás. Pronto nos enseñan que hay que respetarlo, pero cuando salimos a pasear, de la mano de nuestros padres, antes de salir del portal, ya estamos oyendo comentar el último cotilleo.
No sabemos a qué carta quedarnos: si a las mirillas, los vasos contra la pared, los visillos, o al no querer ver, no querer oír, porque la ceguera y la sordera son salvoconductos del egoísmo.
Pero a veces la intimidad de los otros encuentra resquicios para exhibirse y entonces es imposible no mirar. Ahí está, la intimidad al desnudo, en un anuncio de idealista, por ejemplo.
Llevo veinte minutos mirando este anuncio, fijándome en los calendarios (hay dos), en la nevera del salón, el cenicero, el único sillón, el agua de Lourdes, las estampas, la cuerda que sujeta el armario, el bote de cristal sobre el lavabo, y no hay nada que pueda escribir que me resulte más triste.
La página permite "Enviar a un amigo" el anuncio. Ojalá se pudiera "Enviar un amigo" al anunciante.
Cuánta gente sola.