sábado, 21 de enero de 2012

Pongamos el ego sobre la mesa


Justo ahora que la editora Elsa Aguiar habla en su magnífico blog (editar en voz alta) de cómo el yo puede desaparecer cuando escribes, cuando lees, cuando editas... voy yo (yo y yo) y pongo mi ego sobre la mesa en un artículo titulado precisamente así. Coincido con Elsa: a mí me desaparece el yo cuando escribo. Pero, en cuanto termino de escribir una novela, me vuelve, y con el ímpetu y las ganas de quien lleva una temporada ausente. Y de eso hablo (yo) en el artículo del que les ofrezco un pequeño adelanto:
Estudié diez años en un colegio de monjas que presumían de su humildad (nótese el oxímoron). Entre muchas otras cosas, las josefinas me enseñaron eso, a ocultar mi vanidad y hacerla pasar por otra cosa. Pero soy un pavo real.
(...) y fue un aprendizaje largo y doloroso. Te lo lego, querido lector, autor, bloguero… ser egoísta e inteligente que eres, con el sincero deseo de ahorrarte inútiles sufrimientos: si quieres sobrevivir como pavo real, hazte con una piel de elefante.
Si quieren averiguar lo que hay entre el primer párrafo y el segundo (entre otras cosas, lectores, blogueros, autores, vanidad y paranoia, además de unos consejos de oro que no da la Oro sino Julie Bertagna), tendrán que leerlo en El Tiramilla, dentro de poco. Avisaré. Enlazaré.
Firmado,

Gracious Oro

En la imagen: yo ante el espejito, espejito mágico en ese momento en que le pregunto si soy la más joven, justo antes de que me devuelva la imagen de Annabel Pitcher y de Lauren Oliver y yo monte en cólera y salga disparada al laboratorio de mi padre a inyectar veneno en un par de manzanas Fuji. Dibujada por Millicent Sowerby, antes de que naciera Annabel Pitcher, antes de que naciera Lauren Oliver, antes incluso de que naciera yo.

3 comentarios:

Monsieur de R. dijo...

Gran duquesa, hoy todo parece hacer referencia a la vanidad! No os preocupéis por la edad, siempre los hay mayores.

Mai dijo...

Querida «pavo real»,

Tu plumaje es muy hermoso para ocultarlo... si no cumplieras años, malo sería.

Además, qué narices... más me traumatizan a mí (que son de mi quinta y yo aquí, durmiendo entre laureles)

Mil besos,

Yo

La Oro dijo...

Gracias por el enlace, Monsieur de R. ¡Ay, cómo me identifico! Ese último párrafo lo podría haber escrito yo. Qué demonios. Lo escribo (lo copio) para que conste: "Sé indulgente, lector, con la vanidad literaria, esa pasión dominante. Si tenías pensado elogiar algo mío, hazme llegar tu opinión sin tardanza por tierra, mar o aire. Cuando amague un gesto de fingido recato, no te dejes llevar por las apariencias. Tú sigue y sigue. Me va la vida en ello."
¡Gracias, Mai! "Sigue y sigue." :-) Y no te traumatices, mujer. Pero tampoco te duermas.