[Aviso: entrada casi totalmente frívola en la que se habla del Premio (¿cómo que qué premio?), la Princesa (¿cómo que qué princesa?) y la imagen personal. Ya lo dice mi Amiga: "Mona, estás obsesionada con tu imagen personal". Así es. Allá va:]
Hoy me ha dicho con pena mi cartero (mi cartero es encantador; es el cartero de “Viva la gente”; un beso, cartero, ¡mua!): “No le volverá a llamar la Princesa, Begoña. Se la veía muy guapa a usted a su lado y no la volverá a llamar. El Rey, sí.” (Ya dije que mi cartero es encantador. ¿Dije también que lleva unas gafas de culo de vaso?)
En fin.
¿Guapa? Tengo un admirador que dice que en esta foto salgo chula. “Guapa no”, dice, “es otra cosa. Quizá estás como eres, sin más. No sé cómo se llama eso.” Y eso que es un admirador.
Lo cierto es que, como una conoce sus limitaciones, el día de los Premios SM quise echar el resto. Por consejo de mi hermana llamé a un tal Pedro Cedeño. Le dejé un mensaje. A los pocos días me devolvió la llamada:
-¡Uy, perdona! Es que entre los Goya y los desfiles de Cibeles he estado de un liado…
Los ojos me hacían chiribitas al oírlo. Hasta ese momento, no tenía ni idea de quién era ese Pedro Cedeño. (Puedes clicar en el enlace o quedarte con que es el maquillador de Leonor Watling.)
Una semana antes del evento, Pedro me llamó:
-Losiento losiento losiento. Tengo que irme de viaje. Pero no te preocupes. Lo tengo solucionado. Irá a arreglarte Eva Villar, que es de mi mismo nivel.
-¿Pero también peina? –pregunté ya medio histérica.
-¡Uy!, claro. Acabamos de hacer juntos el desfile de Dior. Y hemos hecho solo pelos.
(Así me lo dijo. “Solo pelos”. Debe de ser argot profesional.)
Y vino Eva. (Puedes clicar en el enlace o quedarte con que es la maquilladora oficial de Chanel en España. O también puedes llamarla y que te muestre sus superpoderes.)
Y…
Creo que no debería estar contando esto. Vamos, sé seguro que no debería hacerlo, pero me puede la pedagogía. En mi ejemplar del Tratado de la vida elegante, de Balzac tengo subrayado este fragmento: “todo lo que denota economía es poco elegante”, y añado: y todo lo que denota esfuerzo también.
Esa es también mi máxima a la hora de escribir: que no se note el esfuerzo, que no se note el esfuerzo. Esa, y… ¡“sin renunciar a la complejidad”!
Uyuyuyyuyuy, que me pongo sesuda. ¡Pero si he estado a punto de cambiar el título de esta entrada y poner "La escritura entre bambalinas"!
Uf, mejor lo dejamos aquí. Pero seguiré con Eva…
4 comentarios:
Estabas más guapa, pero sobretodo, y en eso no tienen nada que ver ni maquilladores ni estilistas, estabas radiante. Y eso sólo lo consigue la ganadora del premio Gran Angular ;)
A mí me encantaría que ahora nos pasarás una crónica del "making of", con precio incluido de los productos utilizados, y después las etiquetas del traje, etc. Pero entonces esto sería solo un blog de moda, y no, esto es mucho más, muchísimo más.
También, claro, se podría continuar con entradas analizando el porqué de ese odio enconado e irracional de muchos españoles hacia doña Letizia. Pero entonces esto podría tener aire de blog del corazón, y no, este es mucho más...
Yo creo que estabas muy guapa y muy natural, muy bien maquillada, muy feliz y derrochando estilo.
¿Te había comentado ya que aquella noche brillabas?
Pero cuenta, cuenta, dame los datos de esa maquilladora... no vaya a ser que mañana me den un premio y yo me presente con estos pelos :)
Ese cartero tuyo me ha recordado al portero de no sé qué novela que han premiado últimamente...
¡Gracias a todas!
Mai, sí, tienes razón. Un premio así infunde casi tanta radiación como Fokushima... Pero de la buena, claro.
Querida Marta: ¿los precios? ¡Jamás! Menuda ordinariez... ;)
Lamardestrellas: te contaré, te contaré, y te contaré otra cosa más: para ganar hay que presentarse. ¡Ya estás tardando!
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