miércoles, 12 de abril de 2017

A vueltas con la alfombra roja para la LIJ

Mis queridas bibliotecarias de la bbltk han organizado una campaña fabulosa. #alfombrarojaparalaLIJ se llama. Aquí se lo explican con pelos, tacones y señales, pero básicamente es una campaña para dar visibilidad a la literatura infantil y juvenil.
Yo, al ver aquello, dije que si no es mejor el chiticallandismo que la visibilidad. Llevamos años pidiendo que nos hagan casito. Recuerdo aquel manifiesto a favor de la visibilidad de la LIJ impulsado, si mal no recuerdo, por nuestro añorado Agustín Fernández Paz. Es tan viejo aquello que ni he logrado encontrarlo en internet. Ha pasado a ser una inercia nuestra, esta de pedir visibilidad. Pero creo que a veces es bueno parar y replantearse las inercias, a ver si nos van a dar ganas de enrollar otra vez la alfombra y largarnos de puntillas y encogidos (esa es otra inercia a replantearse: la de encogerse para pasar desapercibido).
Pensemos por ejemplo en las últimas veces que la literatura infantil tuvo esa atención mediática que reclamamos: cuando lo de María Frisa, cuando lo de aquel libro de Anaya… Atención es vigilancia, y la vigilancia está muy bien siempre que se ejerza de forma cualificada, pero me temo que si es mediática no tiene por qué ser así. A mí me gusta sentir la vigilancia de mis lectores. La demás...
Pensemos otra cosa. Pensemos por ejemplo en un sector que haya pasado de no tener atención mediática ninguna a conocer un boom: la cocina. Eso ha traído cosas buenas, como niños que ahora te hacen la cena con gusto, y no tan buenas, como ciertas esferificaciones.
Nada, que estoy huraña.
Por supuesto que entre tener atención mediática y no tenerla, es mejor lo primero. Aunque, qué quieren que les diga, más que visibilidad, lo que yo quiero para la literatura infantil y juvenil es que divierta, que haga reír, que dé ganas de seguir leyendo más y mejor, y, si puede ser, que cambie, para bien, el mundo, como lo cambió –ya lo conté– con La cabaña del tío Tom, a la chita callando, Harriet Beecher Stowen, "la pequeña mujer que provocó una gran guerra" que acabó con la esclavitud. Y eso igual se puede hacer sin atención mediática, ¿no?
Salen hoy a la chita callando mis Cuentos bonitos para quedarse fritos y ni los presento ni se los mando a Antón Castro para que me saque en mi Heraldico ni van a cambiar el mundo, pero van a cambiar la vida de muchos padres e hijos (espero).
Dicho todo esto: me he agenciado un modelo ideal de Joanne Hynes para la fiesta del premio SM, por aquello de promocionar el diseño irlandés. Pero si algún diseñador español quiere que le luzca sus galas, soy la primera en hacerle ese favor. Bueno, la tercera. Las primeras son E. y S. Además, ellas son más jóvenes y bellas y se las lucirán mejor. Dónde van a parar.

En la imagen, E. ¿o es S.? llegando a la fiesta de los premios SM.

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