martes, 1 de septiembre de 2015

Quiero tener un hijo booktuber

Que el verbo leer no soporta el imperativo ("aversión que comparte con algunos otros verbos: "amar", "soñar"..." blablablá)  es algo que una vez escribió Daniel Pennac y que se ha repetido hasta el hartazgo porque ya que nadie sabe la fórmula para hacer lectores, a falta de recetas para el éxito, bien vienen antídotos contra el fracaso. No recuerdo si Pennac dijo, y si no, lo digo yo, que leer tampoco soporta el arrepentimiento (aversión que comparte con algunos otros verbos: "amar", "soñar"...). Al menos en mi caso es así.
No, no me arrepiento de haber leído todo tipo de libros. Todos los libros que he leído –buenos, malos, regulares, malos que me parecieron buenos, buenos que me parecieron aburridos, densos, livianos, infantiles, juveniles, adúlteros...– me han dejado algo. En el peor de los casos, un subidón de autoestima como escritora. Todos esos libros, y alguna cosilla más, me han hecho quien soy.
Animaba Aidan Chambers –creo recordar que en El ambiente de la lectura (ay, cómo echo de menos mi biblioteca)– a llevar un diario de lecturas, un registro de lo que vamos leyendo al que volver para reconocernos, como quien mira un álbum de fotos. De hecho, es posible que ese registro nos dé más pistas sobre nosotros que esas fotos tan intercambiables de cumpleaños ante tartas y Navidades ante belenes. Uno vuelve a los libros que leyó y los libros le traen recuerdos de quien fue.
Hace poco me deshice de cientos de cosas, libros, papeles... Pero hubo algo que resistió mi afán tirador: las fichas de lectura que escribí de pequeña. Ahí estaba mi ficha de Ut y las estrellas, de El polizón del Ulises, de Los Hollister en Suiza, de Aparecen los Blok, de Veva, de Momo... Ahí estaba yo.
No me arrepiento de haber leído, y menos aún de haberlo registrado.
Se habla mucho de los booktubers, esos jóvenes que, entre otras cosas, registran sus lecturas en vídeo y las comparten; se elogia o se menosprecia su valor como difusores de la lectura. Es probable que ellos estén más cerca de la fórmula para hacer lectores que muchos bienintencionados mediadores. Sin embargo, en la última tontería que he visto al respecto se dice que los booktubers se arrepentirán de sus vídeos, que "cuando crezcan, se darán vergüenza". Me da por pensar entonces en la vejez de estos ahora jóvenes booktubers. Pienso en cómo se verán en un futuro. Y me respondo con envidia: ¡Se verán! Sus canales son ese combo perfecto de fichas de lectura y álbum de fotos.
Daría lo que fuera por poder escucharme y verme hablar de libros con aquellas hombreras y esa permanente de mi adolescencia. Desgraciadamente ya no puedo atesorar esa memoria lectora de mi juventud en formato multimedia. Solo tengo mis fichitas de niña... Pero, ¡ey!, puedo intentar que mi hijo se haga booktuber. Me sentiría tan orgullosa... Al fin y al cabo, para eso están los hijos, ¿no? Para cumplir los sueños frustrados de sus padres. ¿Por qué se creen que toco el piano?

En la imagen, la Piaf, otra que tampoco se arrepiente de nada.

10 comentarios:

Marina dijo...

Increíble. Lo que todos pensamos aloír esa frase y además con algo que nunca se me había ocurrido pensar. Recordaré no tirar las fichas de lectura a partir de ahora. Un artículo genial. Besos, Drarina.
jirafaslectoras.blogspot.com.es

Centinela dijo...

Me has hecho reír un montón con lo último. Pero qué bonito todo lo que has escrito, además, es una perspectiva en la que no había pensado antes. Se habla mucho de la utilidad que se le puede o no sacar a todo este movimiento pero jamás hablamos de lo que puede significar a nivel personal. Y sólo por eso vale la pena intentarlo.

En fin, me lo guardo por ahí para releerlo cuantas veces quiera :). ¡Saludos!

La Oro dijo...

Gracias, Drarina. Además de las fichas, vosotras tendréis ese blog para recordar cuando erais un cactus y nuggets.;)
Gracias, Centinela. Justo eso es sobre lo que quería reflexionar, el inmenso valor personal de estos vídeos como memoria. Somos memoria. Un abrazo.

La Oro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pingüino Lector dijo...

Cuando vi el programa, yo también me indigné. ¿Qué es eso de que de mayores les hará vergüenza lo que dice, que booktube es una red para ligar entre ellos, que escribir un libro no es relevante?

Me ha encantado tu entrada, me siento totalmente identificada pues, aunque no soy booktuber, soy bookblogger desde hace poquito y es algo que realmente me apasiona.

Muchos besos.

PD: Sigo aún con la herida en el corazón que me dejó Croquetas y wasaps. Excelente libro.

Anónimo dijo...

Ja ja, osea que tocas el piano....con lo que me hubiera gustado hacerlo a mí y así de bien. ¿Te ha pesado mucho hacerlo? no será por el gran esfuerzo que te costó.

La Oro dijo...

Oh, Pingüino Lector, gracias por tu comentario y por dejarte herir con mi libro.
Anónimo... Mamá, ¿eres tú? (Por cierto, me pido esa frase para título de una novela; que no me la quite nadie.) Si no, disculpe, anónimo, pero es que esa fusión perfecta de halago ("y así de bien"), culpabilidad ("¿Te ha pesado mucho?") y reproche ("no será por el gran esfuerzo que te costó") solo puede provenir de una madre, y por la información que maneja, tiene que ser la mía.

María dijo...

Es que no sé qué decir que no hayan dicho ya, perop me quedo con una cosa del artículo aunque ya conocía la cita: "el verbo leer no soporta el imperativo".

BRAVO.

P.D. Creo que puedo poner la mano en el fuego cuando digo que no me arrepentiré de los vídeos que he subido a YouTube hablando de libros. Nunca siendo de libros.

Anónimo dijo...

Pero que clarita soy, no puedo engañar nunca a nadie!. Eso que se dice: te conozco como si te hubiera parido, esta vez es al revés, te conozco desde que me pariste!

Unknown dijo...

Quiero tener alumnos booktubers!!!!!

Bueno, bueno, mi admirada Begoña, si hasta tus novelas invaden la realidad supuestamente virtual, la mamá de la artista en el blog, es genial.

En realidad quiero que haya miles de chicos y chicas booktubers, qué digo miles, millones...