viernes, 8 de julio de 2011

Agatha Christie que estás en los cielos o La dosis justa de misterio o La farmacia

Estoy terminando un encargo (esto lo digo por mis queridas persecutoras, digo, editoras que me estarán leyendo; sí, ya acabo, ya acabo), pero tengo la cabeza en mi nueva novela. Ahora mismo me preocupa cómo dosificaré la información.
Ya lo dijo Paracelso, ya lo dije yo: "Todo es veneno. Nada es sin veneno. Solo la dosis hace el veneno." Y la información, por exceso o por defecto, es altamente venenosa. Cuántas novelas mueren  por una dosis letal de revelaciones o de secretos.
A veces el autor, que es un listo, deja a ciegas al lector, y el lector, harto de tantear y dar brazadas al aire, deja caer la novela al suelo, acomplejado. "¡No entiendo nada! Soy tonto", se dice, cuando la mayoría de las veces el tonto es el autor, por pasarse de listo o por escribir para su ombligo.
Otras veces la información es excesiva y el lector cierra malhumorado el libro antes de acabar, con la autoestima bien alta ("¡Este libro ofende a mi inteligencia!"), seguro de saber ya quién es el asesino.
Otras veces da igual lo que te cuenten, que te cuenten demasiado o demasiado poco, porque te gusta tanto cómo te lo cuentan que es como si la novela contuviera su propio antídoto contra el veneno de la información.  
Encontrar la dosis justa de luz, la dosis justa de secreto, no es tarea fácil, y no solo en las novelas de misterio. Pero creo que he dado con la fórmula. Al menos en el plano teórico. Mi novela no va a ser "Supervivientes", ese lugar donde nadie sabe que Ortega Cano ha ocasionado la muerte de otro ser humano. Pero tampoco va a ser un confesionario, el hábitat natural del fluir de la conciencia, el paraíso de Molly Bloom, el lugar donde no hay lugar para el secreto. No. Mi novela tendrá que ser una farmacia, ese apasionante lugar donde se maneja la dosis suficiente de información (deme una caja de Diazepam; Antabus, por favor; ¿me da una prueba de embarazo?) y la dosis justa de incertidumbre (¿es para él o para ella?; ¡pero si no se le conoce varón!) como para pasárselo en grande especulando.
Hablando de especulación, hablando de misterio, y hablando de nuevo de sombreros, ¿quién se esconde debajo del de la foto?
Saludos a mis vecinas de la farmacia, que, me consta, leen este blog y que se lo pasan en grande especulando. Sigo con tos.

13 comentarios:

Óscar L. Mencía dijo...

Sea quien sea, podría pasar por un Poirot. Suerte con esa tos, que la novela no la necesitará.

Mai dijo...

Um, en casa tenemos varias opciones. Yo creo que es Alfred Hitchcock y mi otra mitad dice que es Winston Churchill jajajaja Vamos, que no sabemos quién es.
Pero los dos esperamos tu nueva novela con ansias :)

La Oro dijo...

¡Gracias por lo de la novela!
No negaré que las apuestas son buenas pero... ni Poirot, ni Hitchcock, ni Churchill. Reconozco que el reto es dificilísimo, así que quien lo averigüe se habrá ganado un premio gordo.
¡Hagan juego, señores!

Mai dijo...

Yo confieso que en un primero momento pensé en Al Capone... pero luego me fijé en la foto.
Está muy bien estudiada, ese encuadre con las hojas... um, voy a ver si reconozco al fotógrafo :P Será más fácil

La Oro dijo...

¿Más fácil? Jijiji. Si descubres quién es el fotógrafo ya sabrás más que John Szarkowski, que lo tiene por anónimo. Y ya estoy dando una pista...
Pero bien visto, señorita.
Y no, tampoco es Al Capone, claro.

Mai dijo...

Me gustan los encuadres de John Szarkowski y también su trabajo para con sus compañeros. Me gustan sus fotografías de composiciones y retratos (vamos, lo que me gustaría hacer a mí)... pero no nos descentremos.
Que me hablas de fotografía o de libros y me pierdo. Sigo buscando jejeje

(Me encantan estas cosas...¡¡Eres mala!! :P)

Mai dijo...

Esto duele... voy a seguir buscando. Pero dejo el juego. Qué grande eres jejeje

Chus dijo...

ji, ji, ji...

Anónimo dijo...

Yo creo que es " El hombre invisible" y que no hay una cara tras el sombrero.

Tambien creo que me digas por privado donde andas para saber donde llamar.

Anónimo dijo...

Además: para que se le "viera" el hombre invisible debía ir cubierto de ropa, guantes incluidos y este personaje que has puesto ahi cumple todos los requisitos, no seas fresca y reconoce que lo he adivinado!!!!

La Oro dijo...

Lo siento, Margarita. Me encanta tu idea pero... no es el hombre invisible. Yo diría que fue un hombre "contante y sonante".

Mara Oliver dijo...

rockefeller? :P

La Oro dijo...

Uyyy, Mara, caliente caliente. Misma época y parecido patrimonio.