jueves, 25 de octubre de 2012

Frágil


Mi hijo va a gimnasia artística, aunque si se lo dijeras te corregiría inmediatemente y diría: "deportiva, gimnasia deportiva". Anteayer se cayó haciendo el pino y se hizo daño en el cuello. Ayer no quería ir.
Insistió y lloró tanto que le dije, rendida:
-Muy bien, pues te desapunto y ya no vas más.
Pero entonces fue peor. Su llanto arreció y me gritó entre lágrimas:
-¿Ah, sí? ¿Y si te quito yo a ti de escritora, eh? ¿Qué te parecería? Porque como, total, te pones tan triste cuando recibes un mensaje de alguien que no le ha gustado la columna o la novela o lo que sea, ¿eh? ¿A que llamo a Paloma o como se llame tu jefa y le digo que ya no vas a escribir más? ¿Eh?
Así es, señoras y señores. El ego de los escritores es como las espinas de las rosas, cuestión de supervivencia, porque si algo somos, por encima de todo, es delicados, y por eso nos defendemos como podemos. Nos creemos terribles con nuestras espinas...  Y aun así hay días en que se nos enternecen las espinas y nos despertamos llorando y gritamos muy dramáticamente "nunca más" sabiendo en el fondo que somos incapaces de dejarlo. ¿Qué otra cosa podríamos hacer sino escribir?

Mejor aún que tener espinas es tener principitos.



6 comentarios:

Mai dijo...

Días malos tenemos todos. Pero un mal día no es una mala vida.
Una mala crítica no significa que no sea una gran obra.

Por mi parte, no te imagino haciendo otra cosa.

PS. Tu hijo tenía razón :)

Cristina dijo...

Qué mono tu hijo :).

Yo siempre he pensado que lo de "No ofende quien quiere sino quien puede" y frases de ese tipo son muy bonitas en la teoría pero poco reales. En la vida las opiniones negativas nos duelen, incluso aunque carezcan de fundamento. Supongo que no queda otra que aceptar que siempre encontraremos tanto comentarios positivos como negativos, y lo importante es que la balanza se decante hacia los primeros (y que no se pierda la motivación por el trabajo, claro).

Mara Oliver dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mara Oliver dijo...

Ese principito es harto inteligente,supongo que solo necesitaba un poco de consuelo y un "Mañana será más fácil, la práctica nos hace mejores;los golpes y las caídas preparan al 'cerebro muscular' para que reaccione por nosotros, hasta que las acrobacias se conviertan en una nueva forma de andar, una más elegante y mágica, reservada solo para los que aprenden a caerse de muchas formas distintas" ;)

No creo que una crítica negativa pueda ser una caída, ni cien, un golpe desde luego o mil pellizcos, pero su manera de caminar por los mundos de papel sigue siendo impecable y muy elegante, Srta. Oro. No se me ocurre más consuelo, ni pienso que lo necesite, pero diré una cosilla más: como diría el zorro del Principito, usted me ha domesticado ;)
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Buf, menuda bruja debe de ser esa tal Paloma... Días frágiles los tenemos todos, y más si nos duele el cuello. Lo importante es seguir escribiendo o practicando gimnasia. Y saber que las críticas positivas duplican las negativas, ¿o no lo habías notado?
Besos, "peazoescritora".

Anónimo dijo...

Perdón, se me olvidó firmar antes. Soy Lamar, que me voy volando a mi casa para leer croquetas.