domingo, 1 de julio de 2012

Poteitos, potatos y esferas

He descubierto por qué las relaciones humanas acaban en drama. O en "no hay quien te entienda". O en you say poteito and I say potato. Es porque somos unos ilusos que pretendemos transmitir lo que llevamos en la cabeza o lo que nos pesa en el corazón con palabras, y así no hay manera. La clave me la ha dado un cómic de Max (pinchen en la imagen para ampliarla):


El cómic ilustraba este texto de John Dewey (parece un poco espesito al principio pero se aclara al final):
 La importancia del lenguaje para la adquisición de conocimientos es indudablemente la principal causa de la idea común de que el conocimiento puede transmitirse directamente de unos a otros. Parece casi como si todo lo que tenemos que hacer para llevar una idea a la mente de otro es introducir un sonido en sus oídos.
¿Vieron cómo fracasa el lenguaje en el cómic de Max? Estrepitosamente.
Que le hagan ver eso a un educador, que tiene otros recursos -la acción, la experiencia...-, vale. ¿Pero cómo suena eso a un escritor, que solo tiene el lenguaje? ¡Como para tirar la toalla!
Además, si difícil es transmitir conocimientos a través del lenguaje, ni les cuento transmitir sentimientos. No quiero ni pensar en la insuficiencia del lenguaje para transmitir algo tan informe, difuso y privativo como la vergüenza, el dolor, el amor o la rabia. Al fin y al cabo, una esfera es un concepto limitado, concreto, inopinable. Pero el sentimiento es al conocimiento como una patata a una esfera. Comparada con una esfera, una patata es algo informe, imperfecto, siempre diferente; es algo a lo que le salen raíces si lo dejes estar, y acaba oliendo fatal si se pudre.
"Llevar una idea a la mente de otro"..., decía Dewey. ¡Pues anda que llevar un sentimiento! Piensen, piensen en la cantidad de veces que acaban a la gresca en el intento en su vida diaria. ¡Ay, y yo que andaba escribiendo una novela, intentando llenar el bocadillo mental de mis lectores con un montón de patatas!
Aunque tal vez... Sí, tal vez sea posible. Tal vez alguna vez, como se dice en este precioso vídeo, "los ojos de una novela permiten que un cerebro toque delicadamente a otro cerebro". Alguna vez... Justo la vez de "érase una vez".
¿Me explico? ¿Se me entiende? ¿Patata?
¿Po-tei-to?

El cómic y el texto citados aparecen en La educación según John Dewey, de Maite Larrauri y Max (ed. Tándem). No se pierdan la colección completa, "Filosofía para profanos".
Muchísimas gracias a Mara Oliver por el vídeo.
Y alégrense el día. Pinchen, si no lo hicieron ya, en el enlace poteito.

3 comentarios:

Soraya dijo...

Pues sí, espero que sí se pueda. Si no, ¿qué sentido tiene leer?

Sam Fisher dijo...

Casi tienes razón. Dijo Cernuda: "Si el hombre pudiera decir lo que ama"...
Pero se pasó la vida encontrando palabras que decían lo que amaba y cómo lo amaba. Las palabras sí pueden transmitir los sentimientos y las sensaciones. No es una sentencia, es un convencimiento. No sé qué pasa con los novelistas. Los poetas juegan con la ausencia.

Mara Oliver dijo...

Sentiría que pensaras que no haces sentir, cuando contigo he sonreído, se me han escapado las carcajadas y también las lágrimas con sabor a roscón. Ahora voy a dejar las palabras a un lado y te voy a decir lo que más siento cuando te leo, te lo digo con enfasis ;) pero no es lo que implico, piensa solo en el sentimiento:

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un abrazo
:)