miércoles, 16 de mayo de 2012

Momento tontorrón

[Aviso: si quieren saber a quién pertenecen estas bragas, tendrán que leer hasta el final.]
Escribir se parece a cocinar para un comedor de mudos. La mayor parte de las veces no llegas a saber qué opinan de tu comida. Tienes indicios, claro. Platos vacíos (libros vendidos, prestados, robados): la comida ha gustado. Platos llenos (libros devueltos): dedícate a otra cosa. Pero rara vez te llegan comentarios.
A veces, maravillosas veces, alguien se molesta en hacerte saber que lo tuyo ha gustado mucho. O poco. O regular. O alguien lo cuenta y tú vas y te enteras.
Esta semana estoy feliz. He recibido un correo precioso de una lectora de Pomelo y limón, un correo que me ha emocionado hasta la lágrima. Y he recibido otro correo de un lector que ha hecho algo aún mejor que decir si le gustó mi última columna. Me ha dado un poema a cambio. No era suyo; era de Labordeta, Miguel Labordeta. Da igual quién fuera el cocinero. Para mí ha sido como ese momento tontorrón en el que dos enamorados se dan a probar sus respectivos postres mirándose a los ojos, qué digo mirándose, metiéndose por los ojos en una loca carrera para llegar más a la izquierda que ese trozo de pastel -más al corazón que al estómago-. (Consideren los estragos que está haciendo en mí la primavera; ojalá a ustedes les esté estragando igual). El poema que me ha dado mi lector a probar es tan delicioso que no he podido resistirme a compartirlo con ustedes porque me consta que algunos son también "poetas inadvertidos".
Allá va:

Escucha joven poeta inadvertido
escribe para todos
es decir para nadie

no lo olvides
     del pueblo vienes
y el pueblo es tu raíz

     en consecuencia
no hagas caso del pueblo

vuelve sagrado cuanto toques
natural
     cuanto toques sagrado
vuélvelo natural

es decir
haz lo que te dé la gana

quema estas advertencias por favor

es mi consejo póstumo.

El poema de Miguel Labordeta pertenece al poemario Autopía (1972) y las bragas -se lo garantizo- a una monja. Como comprenderán, ilustran los versos "vuelve sagrado cuanto toques / natural". ¿O "cuanto toques sagrado / vuélvelo natural"?
Gracias a P por el correo, a G por el poema y a F por la imagen.

3 comentarios:

Monsieur de R. dijo...

¡No la toques ya más,
que así es la braga!

Mara Oliver dijo...

:)
esas bragas celestiales se parecen a las sobaqueras que me planto los días que no sé a qué huelen las nubes :)
besotes!!!

PD: como no vas a recibir muestras de amor, si tienes un corazón de ORO :)

Sam Fisher dijo...

Tengo la única foto que me gusta de mí mismo en el templo perdido de mis sueños. En esa foto que no recuerdo quién hizo salgo yo, en un balcón o galería de Torrero, joven, feliz e indocumentado, leyendo la poesía (in)completa de Miguel Labordeta. Hace tantos años como diez mil, dirían los griegos de antaño. Y, sin embargo, sigo recordando mi gesto y mi asombro cuando encontré el verso que siempre me ha explicado las contradicciones del amor.

"Oh, Berlingtonia, amada mía inexistente!"

Gracias a Miguel Labordeta y a Begoña por recordarme lo que recuerdo.